Pastor Bivocacional

Se les llama “pastores o ministros bivocacionales” a quienes ejercen una profesión, ocupación o trabajo adicional al trabajo que realizan en la iglesia. Estos ministros tienen que hacer otros trabajos para buscar su sustento o mejorar el apoyo que reciben en la congregación que administran. Generalmente se reconoce como ministros a tiempo completo a quienes pueden dedicar todo su tiempo al trabajo en la iglesia y reciben el sostenimiento completo. 

En nuestro medio se desestima a un pastor que tiene una ocupación adicional a las del ministerio”.

Se le considera falto de fe, inconforme y en los casos extremos, es censurado porque se le acusa de servir a dos señores. En Guatemala la mayoría de pastores tiene un ingreso menor o igual al salario mínimo, esta realidad lleva a las familias de los pastores a vivir con muchas dificultades.  Se considera que el pastor debe servir a tiempo completo, llevando esta expresión al extremo, ya que con ello se pretende que el ministro esté las 24 horas a la expectativa de las necesidades de la obra de Dios. Las Escrituras señalan que el obrero es digno de su salario y quienes sirven en la obra son dignos de doble honor (1 Timoteo 5:17-18), tristemente en la mayoría de las iglesias no estiman a su pastor, no velan por sus necesidades materiales y las de su familia. Se tiene la idea de que el pastor debe soportar la pobreza porque vive por fe.

Cuando analizo la condición en la que el apóstol Pablo realizó su ministerio, uno muy fructífero, teniendo una ocupación paralela (Hech. 18:1-11) es inspirador como un modelo de vida. Este modelo da libertad o por lo menos estabilidad económica y puede ser una oportunidad para llegar a otros círculos de la sociedad y ser aprovechados para testificar de Cristo. 

El apóstol Pablo refiere su experiencia a los corintios (2 Co 11:9) “Y cuando estaba entre vosotros y tuve necesidad, a ninguno fui carga, pues lo que me faltaba, lo suplieron los hermanos que vinieron de Macedonia, y en todo me guardé y me guardaré de seros gravoso”.  Por lo general el pastor no cuenta sus necesidades para evitar ser mal interpretado porque es considerado como materialista o que solo piensa en dinero, cuando la realidad es otra. Muchas veces hay hermanos que con intenciones maliciosas apoyan económicamente al pastor y su familia y cuando han logrado sus intereses o fracasan en su búsqueda, dejan de hacerlo. El apóstol Pablo tuvo la bendición de tener a un grupo de hermanos que le apoyaron constantemente en su ministerio sin motivaciones mezquinas.

Ser un pastor bivocacional debe verse con perspectiva positiva, permite compartir cargas económicas cuando se inicia una nueva congregación o cuando la congregación es pequeña y no pueden costear todas las necesidades de la familia pastoral. Da libertad financiera al pastor y evita caer en manos de manipuladores en la iglesia, personas que quieren gobernar haciendo su voluntad y no la del Señor”.

 El pastor bivocacional debe enfocar como prioridad la obra del ministerio al que fue llamado por el Señor Jesucristo. Que la motivación en la ocupación alterna sea complementaria y nunca la prioridad, porque si la obtención de riquezas nos alienta, hemos perdido nuestro llamado (1Tim. 6:10) “porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”. Una ocupación alterna puede ser catalogada como ministerio, aunque genere remuneración, porque lleva la visión de servicio social. Aunque un pastor puede generar ingresos para su familia con un emprendimiento, microempresa, bienes raíces, docencia, asesorías o un taller de servicio, se debe tener el cuidado de cumplir con las obligaciones pastorales. No se pueden transferir. En cambio, las administrativas se pueden delegar.

En mi experiencia de 25 años de ministerio pastoral he podido llevar una ocupación alterna al ministerio. Me ha dado libertad financiera en iglesias pequeñas y me permitió ayudar a hermanos y amigos con necesidades. Tuve la oportunidad de guiar a compañeros de estudio y de trabajo a los pies del Señor Jesucristo y ver a algunos hoy, servir al Señor. He tenido el cuidado de que mi ocupación alterna se relacione con el ministerio para evitar ser tentado por la codicia.

Como docente universitario debo cumplir con mi función de enseñar el contenido curricular establecido en cada curso, y el señor siempre da oportunidad de testificar y conducir a los cautivos a libertad espiritual. Si Dios quiere llevarnos a otros sectores de la sociedad para ser sus testigos, ¿quiénes somos para evitarlo? En el Antiguo Testamento tenemos excelentes ejemplos, Daniel sirviendo en la corte, José llegando a ser el segundo en el imperio egipcio, son de inspiración para motivarnos a aprovechar las oportunidades que el señor quiere darnos. El apóstol Pablo en Ef 5:16 nos llama a ser diligentes “aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos”, debemos aprovechar las oportunidades que con propósitos definidos se nos dan.

Sin embargo, el desarrollar dos vocaciones puede llevarnos a cometer errores, por eso es necesario que administremos correctamente el tiempo. Recordemos que debemos ser sacerdotes-líderes en la familia, porque este ministerio debe ser considerado como el primer ministerio que el señor nos ha dado. El servicio a los miembros de la comunidad cristiana también demanda mucho tiempo: visitar a los enfermos, atender a los necesitados de oración y consejería o acompañar a alguien en tiempo de duelo, entre otras cosas. Además, existen conflictos que nos consumen tiempo y energía que son propios de los miembros cuya madurez va en crecimiento.

El apóstol Pablo expresa con melancolía una experiencia con su compañero Demas, quién fue un compañero fiel de trabajo. Durante su primer encarcelamiento (Filemón 24) demostró fidelidad a Dios y a Pablo, tristemente, durante su segundo encarcelamiento lo abandonó. Pablo explicó la razón, que él amaba este mundo presente. ¿Significa eso que Demas abandonó la fe? No lo sabemos. “…pues Demas me ha abandonado, habiendo amado este mundo presente, y se ha ido a Tesalónica…”(2 Tim. 4:10).

Siempre nos veremos tentados a dejar el ministerio porque la presión es grande, las necesidades materiales son extremas, el apoyo de la iglesia (en la mayoría de los casos), es mínimo y la inconformidad de la familia (que es razonable) nos agobia.

Además hay que considerar que el ministro es desestimado cuando llega a una edad avanzada y con frecuencia aparecen enfermedades. Por estas y otras razones, cuando se presenta una ocupación que genera buenos ingresos, muchos pastores han abandonado su ministerio. Abordar el tema del pastor bivocional aún es un dilema entre la comunidad cristiana y puede llegar a ser contraproducente. En mi experiencia, concluyo que cualquier ocupación alterna es una forma de apoyo en el ministerio, pero nunca olvido que quien me llamó al ministerio es FIEL y nos dará la victoria siempre y al final nos recompensará por la labor que nos llamó a hacer 1Co 15:57-58 “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”.

Sobre el autor:

Ricardo Francia

Graduado de la Licenciatura en Ministerio Pastoral en el programa en Residencia del Seminario Bíblico Guatemalteco. Licenciado en Pedagogía y Administración Educativa (USAC) y Profesor de Enseñanza Media en Pedagogía y Administración Educativa (USAC).  Es docente de la Universidad Mariano Gálvez y actualmente sirve como Pastor en la Iglesia Metodista Primitiva "Eben Ezer", Santa Cruz del Quiché. Junto a su esposa Minia y a sus hijos residen en el departamento del Quiché, Guatemala.